“Es difícil, incluso para mí, tener que lidiar con la idea de no saber si lo que estoy viendo es real. En una ocasión me perdí, vi unas sombras, desperté solo en un banco de un parque, eso sí, ya sin mi celular ni mi billetera. Tampoco supe como regresar, escuchaba voces, veía sombras… A veces, si conocemos nuestra condición, preferimos encerrarnos. Es terrible no saber qué es real a lo que no lo es”, relata Marco Castillo, quien desde los dieciséis años sufre de esquizofrenia y quien tiene antecedentes médicos que lo han condicionado a esta enfermedad.
Marco es un hombre treintañero como cualquier otro, pero su condición médica lo ha llevado a adoptar rutinas y hábitos específicos, como mantener un círculo pequeño de amigos, evitar las llamadas, videollamadas y minimizar sus tiempos de exposición a pantallas como la televisión, el celular y la computadora. También evita salir a la calle solo, ya que altera un poco su condición. “Me causa tristeza que crean que somos violentos, cuando sólo somos personas con una enfermedad mental. Gracias a los medicamentos he podido sobrellevarlo mejor, pero sé que hay muchas personas que no tienen esta posibilidad, especialmente porque son abandonados por su familia”, profundizó Castillo.
Es el inacceso a una atención médica, la jerarquización social e incluso el exilio social que perdura entre los enfermos mentales y aquellos indigentes que vagan por las calles: es fácil reconocerlos por su vestimenta, pero en especial por su característica mirada perdida.
Los casos de indigentes burlados e incluso violentados son más comunes de lo que se puede imaginar y sólo se deriva de una absoluta ignorancia en el tema. “El respeto, si hay algo que pedirles a las personas es el respeto. Son más violentas las personas que carecen de conocimientos sobre las enfermedades mentales. Si algo hay que pedirle a la sociedad, es que deje en paz a los enfermos mentales, en especial a los indigentes que no hacen nada y no, no son violentos, es un mito, al menos no en mis años de psiquiatra…” explicó Alfredo Espinoza, psiquiatra hace más de 30 años y exdirector del Hospital Psiquiátrico de la ciudad de Chihuahua, antes llamado CESAME.
La depresión chihuahuense al alza
Chihuahua tiene un alto índice de trastornos como la depresión, que en el año 2019 sólo fue superada por Nayarit. Además, las mujeres son las que mayor índice de depresión tienen a comparación de los hombres. Sin embargo, los hombres son los que tienden a suicidarse más; esto, según la psicóloga María de los Ángeles Sosa, psicóloga familiar entrevistada por Velvet Rodríguez del Heraldo de Chihuahua, se podría deber a que los hombres utilizan métodos más efectivos para consumar el suicidio.
Los casos de depresión en mujeres aumentaron 30% entre enero y mayo de 2020 y el mismo periodo de 2021, revelan cifras del Sistema Nacional de Vigilancia Epidemiológica, pues el número de mujeres que fueron atendidas por dicho trastorno mental pasó de 1,283 a 1,667, entre un año y otro.
Datos del INEGI. Elaboración de imagen propia.
Una de las principales razones a las que se les atribuye la depresión, que es multifactorial, es el núcleo familiar. Los niños que han sufrido violencia están en mayor riesgo de tener trastornos mentales y trastornos por ansiedad, de acuerdo con el Informe sobre la situación mundial de la Prevención de la Violencia contra los Niños 2020. Para el ex director del Hospital Psiquiátrico el núcleo familiar es uno de los factores más importantes ya que en él conlleva una gran carga de comportamientos posteriores en la vida adulta, que se traducen a trastornos mentales importantes como la depresión y la ansiedad.
La situación chihuahuense
No sólo son las enfermedades mentales merman socialmente y de forma contundente a indigentes, sino también en la vida chihuahuense, que, de acuerdo con el INEGI, el estado de Chihuahua presenta la mayor tasa de suicidios, con 14 muertes por cada 100 mil habitantes. Dicha cifra supera la tasa nacional, que es de 6.2 muertes por cada 100 mil habitantes.
Entre el 15 de junio de 2020 y el 15 de junio del año en curso, la entidad acumuló 337 suicidios, 288 en varones y 49 en mujeres, según el índice de mortalidad del INEGI. Estas cifras son superiores un 20 por ciento a lo reportado entre el 15 de junio de 2019 y el 15 de junio de 2020 cuando hubo 280 suicidios consumados, que representó una tasa de 7.4 casos por cada 100 mil habitantes. De dicho total, 250 fueron hombres y 30 mujeres. De igual manera, el total de suicidios consumados entre junio de 2020 y el mismo mes de 2021 representa una tasa de 8.95 por cada 100 mil habitantes en el estado de Chihuahua, y mientras que los 288 casos en hombres corresponden a 15.4 por cada 100 mil habitantes, en las mujeres (con 49 hechos) la tasa es de 5.9.
De forma panorámica, los suicidios han aumentado considerablemente durante los últimos años, lo que parecía en 2018 un suicidio al día, en promedio.
Desafortunadamente esta situación no es nueva ya que Chihuahua durante años se ha caracterizado por tasas de suicidio altas, según lo expone el exdirector del Hospital Psiquiátrico: “Tenemos varios años que venimos en el alza en la tasa de suicidios desde hace treinta, veinte años a nivel de una fracción verdaderamente importante de 15 a 24 años, casi siempre estamos en primer lugar nacionalmente. Los factores son muchos, desde que no tuvo un debido cuidado durante la infancia, quizás fue desfavorable, por ejemplo, por abandono, maltrato, sobreprotección, muchos factores. Frágiles en su interior se enfrentan a la necesidad de la escuela, trabajo, novia, compromisos. Se enfrenta con la realidad en ese rango de edad donde el corazón más duele: cuando empiezan los problemas con los problemas, la necesidad de trabajar, irse de casa. Se da en esa etapa”.
Según el documento del INEGI, sobre el 10 de septiembre, día de la prevención del suicidio, estas pérdidas pueden prevenirse si se interviene de manera oportuna, por lo que es debido centrarse en la comprensión de estos sucesos para crear estrategias adecuadas de intervención. “La salud mental es parte de la definición de salud en general. Se trata del equilibrio biológico, social, psicólogo, emocional. Es decir, la salud mental está integrada en el concepto general mental. La salud es fundamentalmente el estado de bienestar y equilibrio que te permite florecer, trabajar, llevar a cabo la vida. Por eso es fundamental”, expuso Espinoza.
Municipios chihuahuenses más afectados
Los municipios donde se presentó mayor cantidad de suicidios de enero a septiembre del 2020 fueron: Juárez (87), Chihuahua (82), Cuauhtémoc (24), Balleza (12) y Camargo (12), con una tasa de 6.0, 8.9, 13.4, 61.2 y 22.6, respectivamente, en tanto que en Guerrero hubo 11 suicidios, de acuerdo con datos del Instituto Chihuahuense de Salud Mental y la Fiscalía General del Estado
Sin embargo, tomando como referencia la tasa de suicidios (por cada 100,000 habitantes), los municipios con mayor registro fueron: Nonoava con 66.9, Belisario Domínguez con 64.1, Bachíniva con 62.5 y Balleza con 61.2. En Guachochi, Parral y Jiménez hubo nueve suicidios; en Nuevo Casas Grandes, ocho.
Las drogas: un nexo común en los trastornos mentales
“Un día vi entrar una loquita… no sé qué tenía. Al principio pensé que estaba drogada. La mamá me pidió que la ayudara porque estaba intentando arrancarse la piel, así, a jalones. Le vi una cicatriz de quemadura. Luego la mamá me contó que intentaba hacerse daño siempre. A pesar de venir así, el psiquiátrico no la atendió, le dijeron a la señora que no podían atenderla ya, que su problema era por todo el mugrero que se metía, que primero tenía que llevarla a un centro de rehabilitación…, la mamá se puso a llorar”, relata Mario Ortega, quien visita recurrentemente el Hospital Psiquiátrico.
Se estima que, en el país, la mitad de la gente que se suicida se encuentra drogada en el momento de su muerte. Este riesgo se incrementa al 80% entre los adolescentes de menos de 25 años, de acuerdo con el INEGI.
De acuerdo con el Estudio de la Carga Mundial de Enfermedad (ECME), en 2019 se perdieron en México 1,710.62 Años de Vida Saludable por cada 100,000 habitantes debido a trastornos mentales y del comportamiento, siendo los padecimientos más significativos el trastorno depresivo mayor (561.98), la esquizofrenia (190.48), la distimia (90.28), el trastorno bipolar (207.43) y los trastornos por ansiedad (347). Según Servicios de Salud del Estado en la Plataforma Nacional de Transparencia, el registro de trastornos mentales y del comportamiento debido al uso del alcohol es de 5 muertes y 4 varones quienes murieron por algún tipo de trastorno mental y del comportamiento por el uso de sustancias psicoactivas durante el primer trimestre del 2021 en Chihuahua.
La pandemia y el agravio en la salud mental
El confinamiento impuesto por las autoridades sanitarias durante la pandemia en el estado provocó el incremento del consumo de mariguana hasta el 50 por ciento entre la población menor de 25 años. De acuerdo con resultados del Informe sobre la Situación de la Salud Mental y el Consumo de Sustancias Psicoactivas en México 2021, durante el último año se incrementó el consumo en todos los estados. Los registros señalan que los estados donde más se consumió fueron Nuevo León, Tamaulipas, San Luis Potosí, Campeche y Chihuahua. Las entidades donde el consumo produjo más trastornos mentales como esquizofrenia, depresión, distimia, bipolaridad y ansiedad fueron Chihuahua, Baja California, Sonora y la Ciudad de México.
Desabasto de medicamentos
La cara del señor agotado que mira su hoja de registro, mientras se pasea esos tres pasos que se puede permitir en el pequeño espacio del Hospital Psiquiátrico de la ciudad, mientras pregunta si es que no van a atender. Delante de él, las miradas cansadas, algunas pacientes y otras arrugadas por el sol se miran entre sí: no son muchos porque no es horario de visitas, es horario de quejas inoportunas para los empleados, que por la pandemia han cerrado las puertas a los visitantes, el resultado es una atención más lenta, según dicen los desdichados apoyados contra el pequeño barandal de un edificio que reza Consulta externa.
“He venido ya más de cinco días seguiditos, pero siempre es lo mismo, no hay medicinas” dijo Alfredo Tapia, quien tiene a su esposa con una discapacidad mental. “Dos meses de esperar un medicamento, no hay medicinas y no atendiendo bien, llevo aquí esperando más de media hora”. Unos días antes, a unos metros de la entrada a las oficinas del Psiquiátrico, dentro de una pancarta destinada a los visitantes, se escuchaban las mismas quejas sobre el desabasto de medicamento.
De acuerdo con Cero Desabasto, entre 2020 y 2021 se reportaron a nivel nacional 3 mil 731 casos de desabasto en hospitales públicos, y el estado de Chihuahua acumula 273, para enfermedades como diabetes, hipertensión, distintos tipos de cáncer y trastornos mentales, entre ellos la fluoxetina y la sertralina son medicamentos utilizados para trastornos mentales como la depresión y/o ansiedad.
“Para el esquizofrénico no hay cura porque ni siquiera hay causa aparente. El esquizofrénico necesita casi siempre medicamentos para sobrellevar la enfermedad. Yo me he evitado situaciones difíciles, aunque no se han eliminado por completo, sí han disminuido”, explica Marco.
Atención médica en decadencia
Entre los derechos de las personas con trastornos mentales y del comportamiento, la Ley de Salud Mental del Estado de Chihuahua, en su capítulo III, artículo 6, se refiere en sus primeras cuatro fracciones sobre el recibimiento de atención médica, inclusión social, recibir un trato digno y respetuoso. Además de un trato digno, alimentos y cuidados necesarios para su rehabilitación por parte de la familia.
Desafortunadamente la situación está lejos de ser así o mejorar. Según el Diario de Chihuahua en un reporte entregado por la portavoz Dalia Pinedo, en el 2020 se albergaban 60 pacientes debido a que hubo una disminución por la pandemia por la COVID, mientras que a principios del 2021 incrementó a 96 internos, es decir, aumentó 60% el número de pacientes. Fue en agosto del año pasado cuando 31 profesionales de la salud resultaron contagiados con COVID-19 y se ausentaron de sus funciones.
Mantuvieron ausencia por contagio 25 trabajadores del área de enfermería, un psiquiatra y cinco médicos, los cuales fueron enviados a sus casas mientras se recuperaban.
“Yo veo que el Estado cada vez más abandona como lo han hecho tradicionalmente a la salud mental. Hay muchas cosas que dejan abandonan. Una de ellas es el sistema hospitalario para el enfermo mental, eso está como ellos: vulnerable, frágil, sin embargo, sostiene hasta donde puede. Se mantiene lleno al 100%, pero está poco apoyado por el Estado”, expresa Espinoza.
De acuerdo al directorio de hospitales psiquiátricos en el país de la Secretaria de Salud, Chihuahua tiene dos psiquiátricos: el Hospital De Salud Mental De Chihuahua Hosame ubicado en la capital y el Hospital Civil Libertad en Juárez.
En una nota dada por Velvet Rodríguez del Heraldo de Chihuahua expone, citando al reporte del Secretariado Técnico del Consejo Nacional De Salud Mental que la Federación no ha dado insumos federales para la salud mental ya que el tabulado de montos se encuentra en ceros. La visualización de datos que se puede consultar en la página del Diario Oficial de la Federación. El propósito del dinero se destina a la promoción de la salud mental, la prevención y tratamiento oportuno de los trastornos mentales en unidades primarias y especializadas, así como la prevención del suicidio.
En Chihuahua tratar un problema avanzado en el Hospital de Salud Mental tiene -para quienes no cuentan con servicio médico- un costo de 100 mil pesos mensuales, pues no sólo se debe pagar la estancia en el lugar, sino el especialista, medicamento y seguimiento de por lo menos seis meses, de acuerdo con la citada nota.
No son sólo números los que hay que atender, la mirada está puesta en individuos, una situación que parece no desaparecer en el tiempo. Son vidas de personas que, aunque se puede comprender que intervienen diversos factores, algunos de estos trastornos tienden a incapacitar a quien los padece. Los trastornos mentales afectan a todos, pero particularmente a los sectores del estado vulnerables que no tienen recursos, apoyo familiar, social o gubernamental y que día a día luchan contra condiciones mentales que solos no pueden combatir.